lunes, 26 de diciembre de 2011


Pequeños vertederos particulares
Aprovechando la festividad de este día y consiguiente tregua que ofrece la recolección de la aceituna, me decidí a dar un pequeño paseo por un paraje simbólico marmolejeño. Éste transcurrió concretamente por el entorno del arroyo del Ecijano y su ribera esencialmente.
El arroyo del Ecijano se encuentra situado entre las caserías del Ecijano y el Ventorrillo de Manuel Rufino, su nacimiento tiene lugar en el manantial que abastece de agua a la empresa embotelladora de agua “Aguas La Paz” en las inmediaciones de la ya mencionada casería del Ecijano.  El arroyo del Ecijano desemboca en el arroyo del Agua, procedente éste del pago de Aguilera, aunque si bien es cierto que en su unión el afluente lo hace con más caudal que el propio arroyo del Agua, finalmente éste último viene a desembocar en el Guadalquivir una vez pasado la fuente de los Socialistas. Me agradó ver lo cristalinas de sus aguas, entre las cuales se pueden apreciar algas, un bioindicador de su buen estado o pureza. A lo largo de su ribera se puede observar una frondosa vegetación, donde destacan los álamos blancos (Populus alba) sembrados en el siglo pasado por el ilustre médico marmolejeño José Perales, (propietario de la casería del Ecijano por entonces) con el objetivo de aprovechar su madera una vez llegado el momento. Acompañando a las chopos se distinguen diversas especies vegetales salteadas tales como zarza mora (Rubus ulmifolius), zarza parrilla (Smilax aspera)… predominando sobre estas las cañas (Arundo donax).
Sin embargo, cuando caminaba cercano al puente que se sitúa en el comienzo de la “cuesta Polo” me llevé una desagradable sorpresa. Se trata de un pedazo de olivar situado cerca del citado puente, en el cual su dueño posee un pequeño vertedero, con basura de todo tipo esparcida en las inmediaciones del arroyo, donde podemos observar televisores, sartenes, colchones, etc.
Pues bien, la cosa no acaba ahí, sino que más adelante en el cauce del arroyo se puede observar cómo se realizó una pequeña obra con el objetivo aparente de cruzar su cauce, consistente en la aplicación de hormigón. Sin embargo su ejecución fue incorrecta al no disponer de la curva necesaria para que el agua circulase con normalidad, por el contrario ésta construcción es plana formando un socavón de dimensiones alarmantes que ha provocado la alteración del cauce.
Desde este grupo queremos mostrar nuestro descontento con el propietario de dicha finca por sendas conductas inadecuadas hacia el medio ambiente, en cuanto al tema de la basura rogamos al dueño que respete dicho entorno natural y limpie todo aquello que ensució llevando la que corresponda a un punto limpio, de reciclaje o donde proceda.









Detalle del socavón abierto sobre el cauce



Ribera del arroyo del Ecijano



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